¿Qué es la traducción automática? ¿Cuán precisa puede ser?
Como el mundo está más interconectado que nunca debido al auge de internet y la era digital, hoy en día existen más situaciones en las que las personas deben comunicarse con otros que no hablan su idioma. Ya sea en el contexto de un viaje de negocios o al intentar ordenar comida en un popular restaurante local, la capacidad de poder traducir de un idioma a otro es más valiosa que nunca. Históricamente el trabajo de traducción ha sido realizado por personas con una formación específica, pero en la actualidad existen programas informáticos que realizan este trabajo de forma automática en una fracción del tiempo que le tomaría a un traductor humano.
La traducción automática funciona sustituyendo la traducción humana por el aprendizaje automático y las capacidades de la Inteligencia Artificial. Estas máquinas suelen traducir las palabras utilizando otras palabras cercanas como punto de referencia y sustituyendo la palabra del idioma original por la palabra más parecida posible del idioma meta. Sin embargo, esto suele hacerse a expensas de la precisión, sobre todo cuando se trata de palabras, oraciones o enunciados complejos. Esto se debe en gran parte a la incapacidad de las máquinas para captar el contexto al analizar ciertas frases y estructuras oracionales. Como el lenguaje ha evolucionado a lo largo de miles de años, algunos de los matices y especificidades que se transmiten al hablar con otra persona se pierden cuando una máquina traduce.
¿Qué es la traducción automática?
La traducción automática se define como un subcampo de la lingüística computacional que se centra en el uso de un programa para traducir texto o habla de un idioma a otro. En el nivel más básico, la traducción automática funciona realizando una sustitución mecánica de una palabra en un idioma determinado por otra en el idioma al que se está traduciendo. Por ejemplo, si la palabra en inglés para coche es “car”, un programa de traducción automática intercambiaría automáticamente estas palabras al realizar la traducción. Sin embargo, este proceso por sí solo no proporciona una traducción exhaustiva y completa en la gran mayoría de los casos, ya que traducir de un idioma a otro es obviamente más complicado que simplemente identificar palabras similares.
Por ello se pueden utilizar técnicas neuronales y estadísticas para mejorar el proceso de aprendizaje automático al procesar las expresiones idiomáticas, tratar las diferencias de tipología lingüística, como la concordancia sujeto-verbo y aislar diversas anomalías. Además, algunos programas de traducción automática permiten a los usuarios personalizar sus resultados en función de un campo o profesión concreta, por ejemplo, los informes meteorológicos. De este modo el resultado general puede mejorarse, limitando el alcance de las sustituciones permitidas. Dado que el programa de aprendizaje automático suele tener dificultades para captar el contexto, este método resulta especialmente útil en los ámbitos en los que se utiliza un lenguaje académico, técnico o formulista.
Pros y contras de la traducción automática
La principal ventaja de la traducción automática es el tiempo y el dinero que se ahorra en comparación con hacer uso de los servicios de un traductor humano. Como los traductores humanos intentan captar todos los matices y sutilezas de un idioma para ofrecer la traducción más completa posible, este proceso requiere mucho tiempo y esfuerzo. En cambio, un programa de traducción automática procesa en cuestión de minutos. Por otra parte, el coste de contratar a un traductor humano puede no ser económicamente viable para el proyecto o trabajo que se está realizando. En general los traductores humanos pueden cobrar entre 30 y 250 dólares por página de traducción, dependiendo de la habilidad, los conocimientos y la experiencia del traductor en cuestión.
Por otro lado, la principal desventaja de la traducción automática es la menor precisión en comparación con la realizada por un traductor humano. Esto es aún más pronunciado en el caso de los idiomas que no se hablan ni se mencionan habitualmente en el mundo anglosajón, como el malayo o el farsi, que pueden tener tasas de traducción automática tan bajas como el 45%. Como los traductores humanos son profesionales formados con años de experiencia, tienen un nivel de destreza y competencia que nunca podrá ser duplicado completamente por un programa informático. En los casos en los que una traducción deba ser 100% correcta, un traductor humano es la mejor opción.
Vea el siguiente ejemplo de traducción 100% automática sin intervención humana:
¿Cuán precisa puede ser la traducción automática?
La precisión de un programa de aprendizaje automático dependerá en gran medida de los dos idiomas que se traduzcan, así como de la longitud y la complejidad del pasaje a traducir. Por ejemplo, Google Translate funciona muy bien cuando traduce frases básicas como “te quiero” del español al francés, ya que ambos idiomas son lenguas romances que derivan de fuentes lingüísticas similares. Además, “te quiero” es una frase básica con un contexto sencillo. Por el contrario, traducir un párrafo sobre ingeniería mecánica del inglés al mandarín es extremadamente difícil para un programa de traducción automática, ya que el mandarín y el inglés son dos idiomas que se desarrollaron de forma completamente independiente y la ingeniería mecánica es un tema muy complicado.
Para utilizar Google Translate como ejemplo, un estudio que evaluó más de 400 instrucciones de alta de emergencia en varios idiomas descubrió que las traducciones al español tenían una tasa de precisión del 90%, mientras que idiomas como el tagalo, el coreano y el chino tenían tasas de precisión que oscilaban entre el 80% y el 90%. Por otro lado, las traducciones al farsi sólo registraron una tasa de precisión del 67%, mientras que las traducciones al armenio se situaron en una tasa de precisión del 55%. En un ejemplo, Google Translate convirtió “Puede tomar ibuprofeno de venta libre según sea necesario para el dolor” en armenio como “Puede tomar misiles antitanque tanto como necesite para el dolor”. Es más, incluso con el español, que tenía una tasa de precisión del 90%, seguía teniendo problemas para entender el contexto de ciertas frases.
En muchos casos, una combinación de traducción automática y manual da los mejores resultados. Por ejemplo, un profesor universitario traduce una conferencia del ruso al inglés para que sus alumnos puedan comprender mejor el tema que se está tratando en clase. Este profesor podría utilizar primero la traducción automática para recoger las palabras y teorías más importantes expuestas en la conferencia. Además, el profesor podría contratar a un traductor humano para que revise esta traducción automática y así asegurarse de que todo lo que se dijo en ruso se tradujo al inglés de la manera más eficiente posible.
Dado que la lingüística es un espacio vasto y siempre cambiante que encierra las emociones, los sentimientos y las sensaciones de toda una cultura a lo largo de un periodo de tiempo prolongado, es imposible captarlo todo sin el uso de un traductor humano. Por ello, quienes quieran traducir pasajes largos o realizar traducciones a una lengua muy diferente a la suya, tendrán dificultades para satisfacer sus necesidades mediante la traducción automática. Sin embargo, la traducción automática funciona muy bien con idiomas similares y muy hablados, como el español y el francés, cuando se utilizan frases básicas. Además, la traducción automática sigue mejorando cada día con el objetivo de ser lo más precisa posible.