La privacidad en la era de los drones y la vigilancia aérea
March 08, 2023 | 8 minutes read
Los vehículos aéreos no tripulados (UAV) o drones han llegado a nuestras vidas tanto como hardware comercial y militar como para el uso del consumidor aficionado. Los drones son realmente útiles. De ahí el inmenso mercado de estos aparatos y su gran demanda. Las posibilidades de los drones en el entorno industrial son enormes: control industrial, vigilancia aérea y fotografía aérea que, unida a la inteligencia artificial, proporciona una visión computarizada. Incluso la agricultura inteligente vuela a lomos de drones. Además, ¿quién no quiere un dron sólo por diversión?
Actualmente los drones con cámaras se han vuelto muy asequibles para el gran público, con lo que se ha abierto las puertas a una nueva vía de vigilancia aérea para los estadounidenses.
¿Qué pueden hacer los drones?
Los vehículos aéreos no tripulados (UAV), normalmente denominados drones, han demostrado ser sorprendentemente versátiles en su corta historia. Entre otras aplicaciones, los drones se utilizan para la inspección de edificios, extinción de incendios, periodismo, conservación, agricultura, distribución de ayuda, arqueología, misiones militares y aplicación de la ley.
Los drones son aparatos realmente extraordinarios. Pueden flotar en el aire, dar volteretas y giros, desplazarse sin esfuerzo y con precisión por espacios reducidos o en tándem con otros drones. Todo ello llevando a bordo una cámara de video estabilizada y muchas otras tecnologías. Su flexibilidad los convierte en una opción viable para diversas tareas. Los drones pueden utilizarse como armas en guerras lejanas o pueden ayudar a reinventar la forma de prestar ayuda humanitaria. Los drones pueden ayudar en las investigaciones científicas o realizar tareas de seguimiento, control y vigilancia.
A menudo se habla de los drones como una alternativa adecuada a los vuelos tripulados, principalmente por su versatilidad y capacidades únicas. Los drones pueden ser un método de vigilancia continuo, altamente selectivo y de bajo coste. Pueden desplegarse a demanda y suelen permanecer en el aire más tiempo que las aeronaves tripuladas. Son versátiles en cuanto a las tareas que pueden realizar, pueden alojar cámaras y sensores de alta resolución y la flexibilidad en su forma de cargar las baterías facilita su adaptación a un propósito de vuelo concreto. También pueden cubrir zonas extensas y remotas. Algunas de las últimas tecnologías de vigilancia que pueden utilizarse en los drones son:
- Lentes de zoom de alta potencia: mejoran la observación de individuos a distancia.
- Visión nocturna, ultravioleta, imagen térmica infrarroja y LIDAR (Detección y Medición de Distancias por Luz): detectan objetos y mejoran los detalles de las imágenes captadas.
- Sistemas de radar: penetran las paredes y el suelo y permiten vigilar a las personas en el interior de las viviendas y a través de entornos nublados y del follaje.
- Análisis de video: está evolucionando rápidamente y será capaz de reconocer y reaccionar ante personas, sucesos y objetos o incluso reconocer cambios en las rutinas para detectar determinados patrones de actividad sospechosos. También puede incluir elementos como lectores de matrículas.
- Filmación distribuida: varios UAV operan en tándem con varias cámaras de video.
- Reconocimiento facial y otros sistemas de reconocimiento biométrico simple: permiten reconocer y monitorear atributos personales como la altura, la edad, el sexo y el color de la piel.
Según un informe publicado por el Pentágono, el uso de drones para la vigilancia aérea por parte del Departamento de Defensa ha alcanzado su punto máximo en la historia de Estados Unidos. Drones armados se han utilizado en el extranjero, en zonas de guerra como Siria, Yemen, Somalia, Irak y Afganistán, para lanzar ataques contra grupos terroristas y otros grupos de milicianos en esas regiones. A nivel nacional, el Departamento de Defensa ha utilizado drones de vigilancia para ayudar en la lucha contra incendios y para servir de apoyo en instalaciones destinadas a la defensa y bases militares. El Departamento de Defensa también ha utilizado la vigilancia con drones en apoyo a las autoridades civiles en la frontera sur, en la respuesta a huracanes e inundaciones y en la aplicación de la ley y la lucha contra las drogas y el terrorismo.
Asimismo, se considera que el uso de drones en la vigilancia aérea podría revolucionar los procedimientos de reconstrucción de accidentes de tráfico. La vigilancia aérea con drones también ha sido muy importante en la gestión del tráfico, las telecomunicaciones (creación de redes temporales), la agricultura y muchos otros usos aún en fase de prueba.
¿Cuál es el problema de la vigilancia con drones?
Grupos de derechos y libertades civiles como la Electronic Frontier Foundation (EFF) están expresando su preocupación por el uso de drones en la vigilancia, tanto privada como estatal. Estos grupos y otros piden controles más estrictos del uso de los drones para proteger el derecho a la privacidad de las personas. La normativa estadounidense sobre drones establecida por la Administración Federal de Aviación (FAA) es similar en cada estado de EE.UU. a las leyes de protección de datos. Otros países también están abordando el uso de drones y cuentan con directrices sobre el derecho a la privacidad en sus legislaciones. Sin embargo, se trata de una empresa difícil y mantener las leyes al día con la tecnología es también un reto.
La información recogida por los drones, especialmente cuando la utilizan los Gobiernos o las fuerzas de seguridad, es tremendamente sensible porque estos dispositivos pueden permitir el acceso de los piratas informáticos a las grandes cantidades de datos que almacenan, pero también a la información recogida en el servidor central al que se encuentran conectados. Asimismo, existe la duda de si las leyes actuales protegen adecuadamente a los individuos contra las amenazas a la privacidad que implica la tecnología de los drones.
La vigilancia aérea invasiva puede identificarnos
Gracias a su capacidad para realizar acercamientos precisos a distancias cortas, la vigilancia aérea, combinada con otras tecnologías de identificación automatizada, permite catalogar fácilmente a las personas y sus actividades. Existen dos tipos de tecnología de identificación automatizada que pueden facilitar la identificación a grandes distancias: los lectores automáticos de matrículas y el reconocimiento facial. Estas tecnologías ya son utilizadas habitualmente por los organismos gubernamentales. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos opera una red nacional de lectores electrónicos de matrículas para rastrear a las personas y el FBI también gestiona una base de datos de reconocimiento facial del 50% de los adultos estadounidenses y permite a las autoridades policiales de cientos de Estados utilizarla.
Esto significa que el Gobierno puede rastrear actividades y catalogar a las personas. Cualquier persona que asista a una reunión política, de un sindicato o en el despacho de un abogado podría ser reconocida y catalogada. Un dron podría captar la imagen de todos los vehículos aparcados en el exterior de un centro médico o una iglesia y hacer una lista de asistentes en cuestión de segundos, sin ningún esfuerzo humano. Estas no son meras teorías. Un estudio de la Unión Americana de Libertades Civiles reveló que el FBI utilizó vigilancia aérea para monitorear las acciones de los manifestantes en Baltimore. Los vendedores de drones, cuando intentan hacer negocios con los departamentos de policía, destacan la capacidad de los aparatos para captar individuos en actos públicos, como mítines políticos, como una ventaja, no como una fuente de posibles abusos.
Evitar la vigilancia discriminatoria con la redacción
La vigilancia aérea y con drones, si se hace un buen uso de ella, produce enormes beneficios. Sin embargo, es indiscutible que esta crea incomodidad en el público y es propensa a violar la privacidad. Por eso cuando la policía la utiliza en la vigilancia de multitudes, si se difuminan los rostros mediante la redacción automática de video, se evita la discriminación porque la atención sólo se centra en los comportamientos sospechosos. Los filtros de protección de privacidad pueden aplicarse a las siluetas corporales y automóviles para que los rostros, las matrículas y los accesorios se filtren al mismo tiempo.
Por ejemplo, los famosos se ven asediados por drones paparazzi, que se han convertido en un elemento permanente en sus barrios. Esto puede suponer una amenaza para las empresas del mundo del espectáculo asociadas a la publicación de tales imágenes no redactadas adecuadamente y que pueden mostrar a menores y exponer datos sensibles y de identificación personal en línea. El problema puede solucionarse mediante el uso de servicios de redacción como el que ofrece CaseGuard Studio. Es imperativo disponer de softwares de redacción de video para drones que puedan procesar imágenes en tiempo real e ir de la mano de las leyes nacionales de protección de drones.
Conclusión
Toda nueva tecnología debe desarrollarse teniendo en cuenta la privacidad y la seguridad. Sin embargo, como ocurre con otras innovaciones, estas dos prioridades quedan relegadas en la carrera por ocupar los mejores puestos del mercado en un mundo altamente competitivo.
Se está legislando para monitorear los problemas de seguridad que pueden afectar a los drones durante su fabricación. Sin embargo, no es algo que la legislación pueda resolver por sí sola, sobre todo en un entorno tecnológico que avanza a un ritmo vertiginoso. Los usuarios de drones deben asegurarse de que se cumplan todos los requisitos específicos de seguridad. Esto implica el uso de un sólido software de redacción de video. Otras áreas, como el cifrado, la higiene de contraseñas y las actualizaciones de firmware deberían formar parte de la rutina general de cada propietario de drones responsable.
Por lo tanto, mediante la utilización de programas de redacción de video adecuados, los drones no se verán como un problema a abordar, sino como una oportunidad a aprovechar. Gracias a la redacción de video se garantiza la privacidad de los ciudadanos y se minimizan los efectos negativos de la vigilancia con drones.