Videovigilancia inteligente, privacidad en espacios públicos

Videovigilancia inteligente, privacidad en espacios públicos

Nuestra sociedad actual es más consciente que nunca de su seguridad, desde el atentado del 11-S y debido al aumento de los casos de tiradores solitarios que perpetran actos terroristas contra la población estadounidense. Con este fin, muchos han propuesto el despliegue adecuado de sistemas de videovigilancia en lugares como parques recreativos y zonas públicas. Ayuntamientos, fuerzas del orden y profesionales de la gestión de la seguridad de todo el mundo confían plenamente en la videovigilancia como herramienta para luchar contra la delincuencia y prevenir el terrorismo. Quienes se muestran críticos con este punto de vista sostienen que la proliferación de cámaras de vídeovigilancia en todos los rincones de la ciudad constituye en gran medida una violación de la intimidad individual y una flagrante vulneración de los derechos humanos. Otros han defendido la opinión de que la videovigilancia, por muy útil que sea para nuestra comunidad, también es objeto de abuso por parte de funcionarios públicos y delincuentes, ya sea para sus propias necesidades o para cometer actos delictivos. La videovigilancia proporciona datos brutos a partir de la captura de elementos tales como matrículas de vehículos y rostros de personas.

La vigilancia, a su vez, puede utilizarse con fines de extorsión y chantaje. Sin embargo, la tecnología nos ha enseñado que no hay tecnología mala; a veces, la tecnología sólo tiene algunos efectos no deseados en la población. Por lo tanto, si se toman las medidas adecuadas para asegurar y garantizar el derecho inalienable a la intimidad, el público no tendrá ningún problema con la vigilancia en parques recreativos y espacios públicos.

Una de las formas más encomiables de garantizar la integridad de los datos y que no se viole la intimidad de las personas es mediante el uso de software de redacción de vídeo, especialmente antes de compartir imágenes o secuencias grabadas con las fuerzas del orden, en los tribunales o en línea por cualquier motivo. El software de redacción de vídeo ayuda a omitir, ocultar o difuminar esa información, que podría considerarse sensible o gráfica para el público en general. Las instituciones y los gobiernos, al tratar la información recopilada a través de vídeos de vigilancia, antes de divulgarla o almacenarla, deben redactar las partes protegidas por las políticas de privacidad. Estas instituciones también tienen la responsabilidad de eliminar de sus grabaciones de vídeo toda información confidencial o que pueda ser utilizada para causar o ayudar a causar daño a un individuo o a un grupo colectivo.

El componente de la sociedad más afectado por la vídeovigilancia en los espacios públicos es la vida social de cada miembro de la comunidad. Psicológicamente, los seres humanos tienden a actuar de manera diferente cuando son conscientes de que están siendo observados. Esto hace que se sientan muy inquietos e incómodos en los lugares públicos cubiertos por las cámaras de vídeovigilancia. Con la aplicación estricta de la redacción de vídeo en las grabaciones recogidas de la videovigilancia en zonas públicas en toda la información recopilada antes de su publicación, entonces habría una buena relación de trabajo entre los civiles y las autoridades. Esto implica que el software de redacción de vídeo es un componente esencial de la creación de confianza social.

Vigilancia en ciudades inteligentes

Ciudades como Washington DC, Nueva York, Chicago y Los Ángeles han instalado por primera vez un número significativo de cámaras operadas por la policía y orientadas hacia los espacios públicos. Esta iniciativa, aunque muy noble en su intención, ha sido muy cuestionada por su vulnerabilidad a la hora de hacer un mal uso y abuso de estas tecnologías. Las críticas han señalado que el uso adecuado de software de redacción de vídeo como control y equilibrio en el manejo de los datos y la información obtenidos de la videovigilancia podría ser útil para impedir que los agentes deshonestos hagan un uso indebido de esos datos. En este caso, la redacción de vídeo garantiza que las instalaciones de vigilancia y los departamentos de policía cumplan la legislación sobre privacidad al tiempo que ejecutan los mandatos de su trabajo. Debido a la desconfianza que existe entre los civiles y las autoridades, la redacción de vídeo se convierte en algo esencial a la hora de desempeñar el papel de garante de los ciudadanos en la protección de su intimidad.

Existe consenso sobre la importancia de la videovigilancia para promover la seguridad ciudadana en lugares públicos. Sin embargo, se echa en falta la aplicabilidad de la ley en el tratamiento de los datos procedentes de la vigilancia. El software de redacción de vídeo es fundamental, especialmente en una jurisdicción donde no hay leyes que restrinjan las cámaras de seguridad en zonas públicas. Por ejemplo, en ciudades como Nueva York, la policía puede utilizar la videovigilancia como parte de una investigación sobre presuntos delincuentes solo después de haber recibido una orden judicial de las autoridades municipales. Según un estudio realizado en 2018, más de la mitad de las personas asumen que las cámaras no supondrían una vulneración de la privacidad si se instalaran en lugares no privados, como aparcamientos o empresas. Sin embargo, expresaron su preocupación por la necesidad de redactar la información recibida de los sistemas de videovigilancia para ocultar cualquier cosa que parezca ser personalmente identificable, sensible o gráfica.

La videovigilancia en lugares recreativos y públicos puede utilizarse a veces para la discriminación predatoria y la elaboración de perfiles raciales. Todas las personas, de todas las profesiones y condiciones sociales, llevan consigo hasta cierto punto un elemento de prejuicios personales. Cuando la información recopilada por la videovigilancia cae en manos de este tipo de personas sin que se haya aplicado eficazmente la redacción de vídeo para garantizar el anonimato de las personas en dichas filmaciones, los efectos pueden ser catastróficos tanto desde el punto de vista jurídico como moral. Por ejemplo, en Gran Bretaña, un análisis sociológico de los efectos de la videovigilancia en lugares públicos muestra que, dependiendo de cómo se lleven a cabo los programas, “las personas negras tienen entre una vez y media y dos veces y media más probabilidades de ser vigiladas de lo que cabría esperar por su presencia en la comunidad”.

En otros estudios realizados en defensa de la instalación de videovigilancia en lugares públicos y recreativos, se observó que la videovigilancia disminuye la delincuencia, una vez que las cámaras de seguridad se hacen públicas. Por ejemplo, en Humboldt Park, los incidentes delictivos disminuyeron un 20%. Si una persona sabe que hay cámaras de vigilancia en directo en un lugar determinado, por miedo a ser captada, es menos probable que cometa un delito cerca del lugar. Estos estudios no mencionan que este tipo de privilegio conlleva una mayor responsabilidad. La mayor responsabilidad es garantizar que las imágenes de vigilancia se pasen por el software de edición de vídeo para garantizar que las imágenes gráficas de un matón muerto con la cara mutilada por un disparo en el lado derecho de la cara no lleguen al público. Estas imágenes pueden ser traumatizantes para el público y más aún para los niños.

Los sistemas de videovigilancia han sido considerados un gran mecanismo para garantizar el cumplimiento de las normas de tráfico y, lo que es más importante, para gestionar la congestión del tráfico. Garantiza que la gente no se pase ni se salte los semáforos. En el caso más desafortunado, podrían producirse accidentes de tráfico, con la consiguiente pérdida de vidas de automovilistas. Todos estos sucesos son captados por cámaras de vídeovigilancia situadas en lugares estratégicos para la gestión del tráfico. Las grabaciones de estas escenas deben revisarse cuidadosamente y someterse a una redacción de vídeo para ocultar o censurar las partes gráficas antes de hacerlas públicas. La redacción del vídeo garantizará que la información que se transmita al público en general para su consumo sea exacta y no deshumanice en modo alguno.

También se ha cuestionado la eficacia de la videovigilancia para disuadir de la delincuencia en lugares públicos. Aunque se ha impulsado la instalación de más cámaras de vídeovigilancia de seguridad en zonas públicas debido a la posibilidad de atentados terroristas, también está claro que el hecho de que haya una cámara instalada no detiene a un terrorista suicida. Contrariamente a la creencia común de que la vigilancia disuadirá a los terroristas de cometer actos terroristas contra la población, hoy en día los terroristas parecen disfrutar de esa publicidad. Cuando los guardianes de los datos recogidos en lugares públicos divulgan esas grabaciones sin una redacción de vídeo adecuada, esto puede favorecer a los grupos terroristas que han perpetrado los actos terroristas. En este tipo de escenario, la redacción de vídeo puede utilizarse para censurar u omitir información que puede infundir más miedo o tener efectos psicológicos y traumatizantes en el público en general.

Conclusión

Como cualquier tecnología intrusiva, los beneficios del despliegue de cámaras de vídeo públicas deben sopesarse con sus costes y peligros. En el debate Cámaras de vigilancia públicas, buenas o malas, la primera cuestión que se plantea es si las cámaras de vigilancia en lugares públicos constituyen una invasión de la intimidad. En lugar de centrarnos en los pros y los contras del uso de la videovigilancia en espacios públicos, será prudente cambiar de táctica y ver cómo podemos presentar un caso excelente incluso ante un escenario malo. La tecnología de vigilancia no es mala; lo que determina la parte mala y buena de cualquier tecnología es la aplicación y gestión de esa tecnología específica. La redacción de vídeo viene a llenar el vacío que existe en el uso, la gestión y el almacenamiento de toda la información obtenida a través de los sistemas de videovigilancia. Tanto los gobiernos como las instituciones privadas deberían, por todos los medios, encontrar necesariamente la forma de idear tecnologías complementarias como el software de redacción automatizada de vídeo de CaseGuard studio para mitigar las consecuencias no deseadas de otras tecnologías de vigilancia.

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