Cámaras corporales y de salpicadero. Responsabilidades civiles

Cámaras corporales y de salpicadero. Responsabilidades civiles

Las cámaras como testigo y prueba

Dejemos atrás la discusión en torno a la persecución penal y el uso legal de las cámaras y examinemos algunas consideraciones de responsabilidad civil relativas al uso de las cámaras.

La razón de ser de las cámaras es la incredulidad. Cuando el detective Surgeoner empezó a grabar sus turnos, fue porque descubrió que los eventos que presenciaba eran cada día más increíbles. Muchos abogados municipales aplauden el uso de las grabaciones en los tribunales, pero no siempre les es fácil enfrentarse a las consideraciones de responsabilidad civil que estas conllevan.

El mejor recurso para exonerar a los agentes de la policía es presentar como prueba la grabación de sus interacciones con el público en las que actúan bajo la ley y acorde a las políticas departamentales. Incluso cuando la acción de un agente puede parecer cuestionable, si el procedimiento respetó las políticas, la grabación sirve para exonerar al agente y desestimar la denuncia. Al menos, así debería ser.

Fort Pierce, Florida

En lo que respecta a las grabaciones de las cámaras de salpicadero de los automóviles, ninguna es más famosa hasta la fecha que la de una investigación del delito de conducción bajo los efectos del alcohol y el posterior arresto de una señora Kristen Forester. El 21 de octubre de 2013, Forester conducía de forma temeraria durante la madrugada. Cuando el agente Azevedo se le acercó, descubrió que conducía en ropa interior. Cuando se le preguntó, Forester no pudo explicar específicamente por qué iba mal vestida, pero afirmó que se dirigía a casa desde el trabajo. Azevedo le hizo ponerse la única prenda de vestir que pudo encontrar, una camiseta de baloncesto y le pidió que realizara la prueba de alcoholemia. Una vez concluidas las pruebas, Forester fue detenida por conducir bajo los efectos del alcohol y el extraño episodio concluyó sin más incidentes. Poco después de este incidente, otras dos mujeres fueron detenidas por conducir bajo los efectos del alcohol en circunstancias semejantes. La única cosa que las tres mujeres tenían en común es que estaban en ropa interior cuando fueron contactadas. Nunca se ha cuestionado si hubo algún comportamiento impropio de los agentes, pero como verá en la siguiente historia es buena idea tener siempre las cámaras encendidas.

Albuquerque, Nuevo México

Una breve noticia atrajo la atención sobre uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los agentes de policía cuando están de servicio: las denuncias por agresión sexual.

Lo que la cobertura de noticias no detalló es la larga historia de mujeres arrestadas que han hecho acusaciones contra oficiales masculinos, dando lugar a años de investigaciones. Si se añaden ejemplos de la vida real, como el de Dallas Hogan, ex ayudante del sheriff del condado de Thurston, Washington y a esto se suma la imagen que proyectan sobre el tema el cine y la televisión, no es de extrañar que algunos miembros del público crean que este tipo de situaciones se producen con frecuencia, en lugar de lo poco frecuentes que son en realidad.

Una mujer, Deanna Griego, fue arrestada por conducir bajo los efectos del alcohol en Albuquerque en 2015 y durante toda la grabación de la cámara corporal del oficial Jared Frazier se percibe que Griego intentó seducirlo y cuando no lo logró, se desesperó. En la estación de policía, mientras se le procesaba, ella pidió usar el baño. Frazier se lo permitió. Pero Griego había colocado su teléfono móvil dentro de su sujetador durante el control de alcoholemia y lo utilizó para hacer una llamada telefónica dentro del baño preguntando a un desconocido: “¿Cómo meto a este oficial en problemas?”. Frazier fue inteligente, ya que puso en conocimiento de sus compañeros de turno del asunto y siguió grabando, incluso mientras estaba en la estación de policía. Una vez que Frazier supo que ella no estaba usando el baño para el propósito previsto, tocó a la puerta y le dijo a Griego que saliera. Como ella no respondió, Frazier abrió la puerta parcialmente. Teniendo en cuenta las circunstancias, esta fue la mejor práctica. Así Griego no pudo continuar su conversación y Frazier no invadió la privacidad de la detenida.

Ella comenzó entonces a acusar a Frazier de que la había tocado inapropiadamente mientras la colocaba en la parte trasera de su vehículo patrulla y luego le gritó que no la tocara más, todo esto en cámara. Frazier atendió su petición de atención médica y completó el papeleo de la detención. La prensa informó del incidente en un tono casi cómico. Pero si no hubiera habido ninguna grabación del evento, ¿habría sido cómico el tono de la noticia? ¿Cuál habría sido la reacción de la comunidad en ese caso?

La policía de Albuquerque ordenó una investigación y un sargento y un detective de delitos sexuales miraron la grabación y supieron enseguida que Frazier no había hecho nada malo. A raíz de esto, el sindicato sacó a relucir la siguiente reflexión a través de su presidenta, Stephanie López:

“El deseo de inculpar a los agentes de policía por actos ilícitos es un problema creciente al que se enfrentan los agentes cada día. Creemos que el público debe rendir cuentas por presentar informes falsos contra los agentes de policía. Estos incidentes pueden ser muy perjudiciales para la carrera de un agente, por lo que esperamos que este individuo y otros se enfrenten a las consecuencias adecuadas por sus acciones malintencionadas.”

Tiene sentido. Cuando los agentes actúan realmente mal, normalmente los acusamos y enviamos a prisión. En el caso de los que presentan denuncias falsas, no parece que seamos tan rápidos a la hora de presentar cargos. Estas falsas acusaciones, que ponen injustamente la conducta de los oficiales bajo escrutinio, afectan la moral de los agentes del orden. No obstante, como se ha demostrado en este incidente, las cámaras funcionan bien a la hora de eliminar la responsabilidad civil y penal contra los agentes y sus respectivas agencias.

Los Ángeles, California

Sólo Hollywood podía darnos la siguiente historia.

Un ciudadano se quejó a la central de la policía de Los Ángeles de que una pareja, una mujer negra y un hombre blanco, estaban teniendo relaciones sexuales en un vehículo aparcado en la vía pública. El sargento Jim Parker localizó a la pareja con bastante rapidez. La mujer resultó ser Daniele Watts, la actriz principal de la película Django Unchained. Parker pidió la identificación de ambos, pero Watts intentó huir a pie. Cuando dos agentes de refuerzo la detuvieron, su novio, Brian James Lucas, presentó las identificaciones de ambos.

A ambos se les expidió una citación por alteración del orden público y fueron puestos en libertad. Pero poco después Watts y Lucas utilizaron la influencia que Watts tenía sobre sus fans para difundir una versión completamente falsa sobre cómo se produjo la detención, afirmando que Parker era un racista ya que había insinuado que la pareja estaba involucrada en la prostitución, porque Watts es de raza negra y Lucas es blanco. Parker, haciendo algo que se ha convertido en una práctica habitual de los agentes de la policía de Los Ángeles en los últimos treinta años, publicó la grabación de audio de la detención, lo que rebatió completamente las acusaciones hechas por Watts y Lucas y llevó a mucha gente a cuestionar la integridad de ambos.

Sin embargo, Parker finalmente tuvo que retirarse a causa de este incidente, porque la Policía de Los Ángeles realizó varias investigaciones sobre su liberación del audio a los medios de comunicación, afirmando que sólo lo hizo para sacar provecho. Entre la investigación de Asuntos Internos de la Policía de Los Ángeles, la Comisión de Ética de la Ciudad de Los Ángeles y cualquier otra agencia gubernamental involucrada, Parker tuvo que enfrentarse a una serie de investigaciones que se centraron en la publicación del audio y no en la acusación que dio pie a dicha divulgación. De esta experiencia se pueden extraer muchas conclusiones, ninguna positiva.

Centrándonos en el uso de las cámaras, Parker probablemente hubiera estado más protegido si hubiera habido una cámara corporal presente en este incidente. Aparte de las crecientes acusaciones de agresión sexual contra los agentes, también tenemos que superar las falsas acusaciones de racismo. La protección de los agentes debe convertirse en una prioridad y las cámaras pueden ayudar.

Una de las consideraciones de este incidente es la validez de las investigaciones internas y de ética presentadas contra Parker. Según el caso Flora, un proceso de la Cuarta Enmienda no es privado en absoluto. Parker había detenido a Watts para investigar una denuncia por alteración del orden público. Si bien la detención no es un arresto, dio lugar a una citación, por lo que el caso puede llevarse ante un tribunal de justicia. Por esta razón como todo el incidente es un proceso de la Cuarta Enmienda, Watts y su novio Lucas no tienen derecho a la intimidad en el asunto. Aunque es una cuestión de opinión, el abogado de Parker debería consultar tanto la decisión del caso Flora como el posterior caso Johnson, ya que se basa en gran medida en Flora. Igualmente importante es que las agencias tengan muy en cuenta la neutralidad que ambos casos han creado sobre la cuestión no sólo de las grabaciones de la actividad policial y el carácter público de las mismas, sino también de cómo debe ser el acceso a esos registros. Claramente, la Policía de Los Ángeles puede tener una política interna que requiere la difusión de los registros a través de los canales adecuados, pero Parker actuó bajo la ley. Aunque adherirse a la política es la mejor práctica, este puede ser un momento en el que la Policía de Los Ángeles tenga que revisar dichas políticas para asegurarse de que no se está extralimitando, porque las políticas no pueden ser diseñadas para eludir la intención de la jurisprudencia.

Otras consideraciones

Ambos ejemplos nos han dado mucho que considerar sobre el aspecto civil del uso de las cámaras como dispositivos de pruebas digitales. La lista de hitos similares del uso de las cámaras en el trabajo policial es larga y abarca una serie de circunstancias interesantes. El punto principal es que la recopilación de pruebas digitales mediante cámaras y dispositivos aprobados por las agencias sirve para rebatir las falsas acusaciones sobre el comportamiento de los agentes. Sobre todo en lo que respecta a la respuesta a la atención a denuncias, las paradas de tráfico y las investigaciones posteriores.

Pero hay muchos otros momentos en los que no hay nada delictivo y sí algo civil. Considere el siguiente conjunto de circunstancias:

Esta es una situación en la que no se cuestiona la responsabilidad penal, sino simplemente la civil. De nuevo, Flora y Johnson nos dicen que una acción de la Cuarta Enmienda no es en absoluto privada. Por ley, el agente en cuestión no se equivocaría al afirmar nada relacionado con esta particular detención.

Pero teniendo en cuenta las herramientas de las que dispone el agente para grabar este escenario, ¿es la política de su agencia muy estricta en lo referido a lo que los agentes pueden o no comentar? ¿Qué pasa cuando pueden utilizar las cámaras?

Como muestra el incidente de Parker, cuando se trata de ciertos tipos de quejas sobre celebridades, hay una gran cantidad de fervor y emoción implicados. Si las agencias tienen el deber de apartar a los agentes problemáticos del trabajo, tienen el deber aún mayor de garantizar que los agentes estén protegidos de cuestiones que afectan a la reputación, la integridad y los valores. Esto coincide con lo que la mayoría de las agencias destacan como parte de su cultura.

Los agentes deben seguir políticas flexibles que les permitan grabar a voluntad y los organismos tienen que asegurarse de que están dando a sus agentes todas las oportunidades de grabar hasta los procedimientos rutinarios como una forma de protección. La inmensa mayoría de los investigadores de Asuntos Internos con años de experiencia o ya jubilados refieren que el número de acusaciones falsas que investigaron es inmensamente superior al número de violaciones de la ética y delitos reales cometidos por los agentes.

Así que, teniendo en cuenta estas cuestiones de responsabilidad civil, junto con nuestras anteriores preocupaciones de procesamiento penal, ¿cuáles serían las buenas prácticas? Primero, establecer políticas que otorguen a los agentes el máximo control en la grabación de las interacciones y favorezcan la grabación de los arrestos, las detenciones y la emisión de órdenes de comparecencia. A continuación presentamos otras herramientas que pueden ayudar en materia de eficiencia y en la puesta en marcha de políticas que no se excedan lo establecido por la ley:

Resumen

Desde el punto de vista de la responsabilidad civil está claro que la evidencia digital obtenida mediante cámaras de salpicadero y corporales, teléfonos móviles y grabadoras de audio reducen las quejas y acusaciones contra los agentes de policía y los exime, por tanto de responsabilidad.

La cuestión más importante en materia de responsabilidad civil es qué derechos tienen los agentes sobre los datos digitales adquiridos. La mejor práctica es que los agentes tengan acceso, aunque a través de canales separados, a la información que les concierne.

Las agencias se enfrentan al reto de ser más transparentes. Es por eso que el uso de las cámaras ha ganado preponderancia. Para lograr este fin las agencias tienen que aumentar su transparencia con su personal, de lo contrario podrían enfrentarse a inesperadas responsabilidades civiles.

En nuestra próxima edición nos referiremos a las solicitudes de la Ley de Libertad de Información y sus inesperadas consecuencias. También nos referiremos a cómo esas solicitudes afectan nuestro trabajo y a cuál es la mejor forma de abordarlas.

Cuídese por ahí.

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