Qué hacer con las pruebas incautadas

Qué hacer con las pruebas incautadas

El caso está cerrado. El sospechoso ha sido juzgado, condenado y sentenciado, y ya no hay necesidad de malgastar un valioso espacio de oficina en guardar las pruebas incautadas. ¿Qué se supone que debe hacer un departamento u organismo policial con las pruebas incautadas? ¿Deben destruirse siempre las pruebas incautadas? Si las pruebas son estupefacientes, mercancías falsificadas o cualquier otro artículo que pueda suponer un riesgo para la seguridad pública, la respuesta a esta pregunta es indudablemente sí. Pero, ¿y si las pruebas incautadas pueden venderse con ánimo de lucro y utilizarse en beneficio del departamento u organismo que las incautó? ¿Es ético y/o responsable que las fuerzas y cuerpos de seguridad intenten sacar provecho de la venta de pruebas incautadas a raíz de un delito? A continuación examinaremos algunos de los problemas que pueden surgir cuando se toma la decisión de vender las pruebas incautadas, analizaremos algunos ejemplos reales de estos problemas y examinaremos las mejores prácticas para evitarlos por completo.

Los problemas

Todos hemos oído historias sobre la persona que consigue un gran negocio en la compra de un vehículo comprando un coche en una subasta de la policía sólo para descubrir más tarde que había armas o drogas escondidas en algún lugar del vehículo donde no podían verse a simple vista. Situaciones como ésta son fallos evidentes no sólo por parte del organismo incautador, sino también por parte de la empresa organizadora de la subasta. ¿Podrían darse estas situaciones con otro tipo de pruebas, como las electrónicas incautadas? Imaginemos que un departamento o agencia de orden público se incauta de un ordenador de gama alta en virtud de una orden de registro por delitos contra menores cometidos a través de Internet. El sospechoso es detenido, condenado y, como parte de su acuerdo de culpabilidad, acepta entregar su ordenador al departamento o agencia de investigación. Posteriormente, el departamento o la agencia de investigación borra todos los archivos de pruebas digitales que contengan material de explotación infantil, pero no limpia correctamente el disco duro del ordenador. Esos archivos que contienen material de explotación infantil podrían recuperarse y acarrear problemas legales tanto a la persona que compró el ordenador en la subasta como al departamento o agencia policial que lo incautó inicialmente. Los departamentos y organismos encargados de hacer cumplir la ley que intentan beneficiarse de pruebas incautadas deben tomar todas las medidas imaginables para asegurarse de que los artículos que venden no están contaminados de ninguna manera.

El Departamento de Policía de Flint y la venta de armas de fuego incautadas

La ciudad de Flint, Michigan, ha vivido tiempos difíciles en las últimas décadas. Como consecuencia del cierre de varias fábricas de automóviles y el consiguiente daño causado a la economía local, la ciudad ha luchado para proporcionar servicios básicos como agua potable, electricidad y servicios de policía y bomberos a sus residentes. En 2017, el jefe de policía de Flint, Tim Johnson, desarrolló un controvertido plan para asociarse con una casa de subastas en línea con el fin de vender las armas de fuego en posesión del departamento por un valor estimado de 500.000 dólares que habían sido incautadas por los agentes en las últimas décadas. Utilizando el sistema de seguimiento de pruebas del Departamento de Policía de Flint, el jefe Johnson y sus agentes pudieron catalogar las decenas de miles de armas de fuego que se encontraban en el depósito de pruebas y transferirlas a la casa de subastas para su reventa. Queda por determinar si el plan de la Jefa Johnson tendrá éxito. Si todas las armas de fuego fueron debidamente catalogadas y procesadas con los sistemas de control de pruebas adecuados, es probable que, dejando a un lado todas las consideraciones éticas relativas a las armas de fuego, su plan tenga éxito.

Evitar posibles problemas

Además de protegerse de cualquier posible litigio que pueda surgir como resultado del hallazgo de contrabando en un artículo previamente incautado y vendido en subasta, los departamentos y organismos encargados de hacer cumplir la ley tienen la obligación moral de asegurarse de que no están poniendo a personas inocentes en un posible peligro legal. Los departamentos y organismos deben considerar estas contingencias y evaluar honestamente sus capacidades para evitarlas a toda costa. ¿Dispone el departamento u organismo incautador de un perro adiestrado para localizar estupefacientes y/o de capacidad para obtener una radiografía de un vehículo? ¿Dispone el departamento o la agencia de alguien formado en el examen de pruebas digitales y en la gestión de pruebas digitales? Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es negativa, se recomienda encarecidamente destruir las pruebas incautadas en lugar de sacarlas a subasta. Ningún ingreso potencial puede merecer la pena por arruinar la reputación y la confianza que el público tiene en su institución.

Las mejores prácticas para gestionar las pruebas incautadas que se van a reutilizar nos indican que es imprescindible disponer de sistemas que puedan orientarle sobre posibles problemas. En el caso de las armas de fuego, sabemos que su catalogación en el sistema de gestión de pruebas físicas es la mejor manera de conocerlas y su ciclo de vida. En el caso de las pruebas electrónicas, como tabletas, dispositivos móviles y ordenadores personales, un sistema de gestión de pruebas digitales que pueda remitirle al dispositivo en el que se descubrieron las pruebas digitales contribuye en gran medida a informarle de qué pruebas electrónicas necesitarán un paso adicional de manipulación por parte de alguien cualificado para eliminar contenido no deseado que podría dañar potencialmente a un transeúnte inocente o a una víctima protegida.

Si su sistema de gestión de pruebas digitales no proporciona este tipo de datos, ni la capacidad de vincular registros entre las pruebas electrón icas de las que se derivan las pruebas digitales, necesita reevaluar su sistema.

Conclusiones

La decisión de vender en subasta las pruebas incautadas una vez que ya no se necesitan puede parecer una obviedad para los departamentos y organismos encargados de hacer cumplir la ley, especialmente para aquellos que pueden tener problemas para recibir la financiación adecuada. Dicho esto, los departamentos y organismos encargados de hacer cumplir la ley deben ser honestos consigo mismos y anticiparse a cualquier problema potencial que pueda surgir como resultado de su descuido o falta de capacidad. Como hemos visto con el Jefe Tim Johnson y el resto del Departamento de Policía de Flint, la venta de pruebas incautadas puede suponer una ganancia económica inesperada para un departamento o agencia en apuros. Cuando se maneja correctamente, con cuidado y con la máxima atención al detalle, los departamentos y organismos encargados de hacer cumplir la ley pueden beneficiarse enormemente de la venta de pruebas legalmente incautadas y decomisadas.

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