Ley de Servicios Digitales de la UE, nuevas normas

Ley de Servicios Digitales de la UE, nuevas normas

En abril de 2022, la Unión Europea dio un gran paso hacia la regulación del panorama digital en línea que existe en todo el continente. Más concretamente, el Parlamento y el Consejo de la UE han acordado promulgar la Ley de Servicios Digitales (DSA), una ley antimonopolio que regirá la forma en que las empresas y los negocios que sirven a los consumidores dentro de la UE están autorizados a operar con respecto a la privacidad de los datos, las comunicaciones en línea y el contenido ilegal, entre otras cosas. Dado que grandes multinacionales de las redes sociales como Twitter, Meta, TikTok e Instagram, así como grandes empresas tecnológicas como Apple, Google y Microsoft, han podido funcionar a escala mundial sin restricciones ni relativa impunidad, la aprobación de la DSA representa un marcado contraste con la Internet que conocemos hoy en día.

Como declaró la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: “El acuerdo alcanzado hoy sobre la Ley de Servicios Digitales es histórico, tanto por su rapidez como por su contenido. La DSA actualizará las normas básicas de todos los servicios en línea de la UE. Garantizará que el entorno en línea siga siendo un espacio seguro, salvaguardando la libertad de expresión y las oportunidades para las empresas digitales. Pone en práctica el principio de que lo que es ilegal fuera de línea, debe serlo en línea. A mayor tamaño, mayores responsabilidades de las plataformas en línea. El acuerdo de hoy -que complementa el acuerdo político sobre la Ley de Mercados Digitales del mes pasado- envía una señal clara: a todos los europeos, a todas las empresas de la UE y a nuestros homólogos internacionales.”

Las disposiciones de la DSA

La DSA impone varias obligaciones a las grandes empresas y corporaciones en relación con el uso de plataformas en línea. Por ejemplo, la ley contiene disposiciones que exigen la retirada rápida y oportuna de los contenidos en línea considerados ilegales. Por otra parte, la ley también prohíbe la publicidad dirigida a los niños, ya que éstos obviamente no tienen la capacidad de dar su consentimiento a la recogida, tratamiento y conservación de sus datos personales del mismo modo que los adultos. Con este fin, la ley también establece los derechos de los niños de la UE en relación con los contenidos en línea y el uso de Internet, de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.

Además, la legislación contiene varias disposiciones relativas a la moderación de los contenidos en línea. Dado que el aumento de la desinformación que se difunde a través de Internet ha aumentado sustancialmente durante la última década, la DSA exige a las empresas que “publiquen informes semestrales detallados de sus esfuerzos de moderación, incluyendo el número de personal, la experiencia, los idiomas hablados y el uso de inteligencia artificial para eliminar contenidos ilegales”. Además de esto, la ley también establece que las empresas y organizaciones tendrán que crear, aplicar y mantener políticas que puedan utilizarse para hacer frente a la difusión de desinformación que se produce durante las crisis, como los datos que han proliferado en línea con respecto a la pandemia mundial de COVID-19, ya que no se puede ignorar el papel que desempeñan los medios sociales y la comunicación en línea en la difusión de información.

Las empresas estadounidenses y la DSA

Aunque las disposiciones de la DSA se aplican a los distintos países europeos que constituyen la UE, la realidad de la situación es que muchas de las empresas que han inspirado la promulgación de dicha legislación tienen su sede en los EE.UU. Dicho esto, la aprobación de la DSA de la UE no hace sino ampliar la brecha de protección de datos y privacidad personal que existe entre los EE.UU. y la UE respectivamente, ya que los primeros aún no han aprobado oficialmente ninguna forma de legislación sobre privacidad de datos a nivel federal. De este modo, las principales empresas de medios sociales que prestan servicios a usuarios de la UE, como Twitter e Instagram, tendrán que modificar la forma en que los usuarios pueden acceder a sus servicios en línea e interactuar con ellos, del mismo modo que las empresas que recopilan datos personales tuvieron que adaptarse a la ley GPDR de la UE.

Posteriormente, al igual que la promulgación del GDPR llevó a la aprobación de legislación similar en países no europeos de todo el mundo, la promulgación de la DSA podría muy bien empujar a otras naciones a aprobar leyes que funcionen para regular las actividades en línea de los ciudadanos que residen en dichas naciones. En este sentido, la DSA sin duda significa un cambio en la forma en que las personas podrán comunicarse entre sí en línea en todo el mundo, ya que Internet ha sido en gran medida el Salvaje Oeste metafóricamente hablando hasta este momento. Del mismo modo, las grandes empresas que tienen una gran presencia en línea a escala internacional invariablemente tendrán que adaptarse a los cambios que se están realizando en la UE, independientemente del marco de protección de datos que exista en los países en los que dichas empresas tienen su sede.

Con la aprobación de la Ley de Servicios Digitales, la UE sigue marcando el ritmo de la protección de datos y la privacidad a escala mundial. Debido en gran parte al enorme papel que Internet ha desempeñado en la formación de la sociedad moderna, la aprobación de una legislación como la DSA era prácticamente inevitable. Aunque todavía está por ver el impacto de la DSA, el hecho de que se haya aprobado representa un avance positivo en muchos aspectos. A pesar de todos los beneficios que la comunicación en línea proporciona tanto a las empresas como a los consumidores, deben existir normas que regulen esta comunicación, ya que no hacerlo acarreará consecuencias adversas para todas las partes implicadas.

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