K-Mart, reconocimiento facial y problemas de privacidad
December 06, 2024 | 5 minutes read
A medida que se producen avances en los campos de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, las formas en que estas formas de tecnología se utilizan en la sociedad en general continúan expandiéndose. Siendo este el caso, una aplicación común de la IA y el aprendizaje automático en el mundo de los negocios en la actualidad es el software de reconocimiento facial, ya que muchas empresas minoristas han comenzado a utilizar el reconocimiento facial con el fin de reducir los robos al por menor, así como proporcionar medidas de seguridad adicionales para los empleados y clientes por igual que visitan una tienda en particular en un día determinado. Sin embargo, a pesar de los beneficios que las cámaras de reconocimiento facial pueden ofrecer desde el punto de vista empresarial, también se han asociado a una serie de preocupaciones en lo que respecta a la privacidad personal.
En este sentido, la empresa minorista estadounidense Kmart y la cadena australiana de ferreterías para el hogar Bunnings Warehouse han sido objeto de críticas por el uso de cámaras de reconocimiento facial en sus respectivas tiendas de Australia en los últimos meses. Más concretamente, estas dos empresas están siendo investigadas por la Oficina del Comisionado de Información de Australia (OAIC), la principal agencia de protección de datos del país, por su uso de dicha tecnología en relación con la principal ley de privacidad de datos del país, el Derecho de los Consumidores a la Información (CDR). Esta investigación responde a un informe realizado por la Asociación Australiana de Consumidores, más conocida como CHOICE.
El informe de CHOICE
A modo de referencia, el informe realizado por la Asociación de Consumidores Australianos “sondeó a 25 de los “minoristas más fiables de Australia” y descubrió que Kmart, Bunnings y The Good Guys “capturaban los datos biométricos de sus clientes”. Además, CHOICE también encuestó individualmente a más de 1.000 clientes de estos minoristas entre marzo y abril de este año como parte de su informe. Con este fin, CHOICE también reveló que el 76% de los residentes australianos no sabían que minoristas como Kmart y Bunnings habían estado capturando y conservando imágenes de sus rostros utilizando tecnología de reconocimiento facial, a pesar de que estas tiendas supuestamente habían colocado “pequeños carteles a la entrada de las tiendas donde se utilizaba esta tecnología”.
Identificadores biométricos
Aunque muchas personas de todo el mundo piensen en números de la seguridad social, datos financieros o direcciones de correo electrónico cuando hablan de sus formas más sensibles de información personal, los avances en inteligencia artificial también han dado lugar a la recopilación de datos biométricos. Desde el escáner de reconocimiento facial hasta la identificación de huellas dactilares, los datos biométricos pueden obtenerse de personas corrientes de diversas maneras. Aunque la recopilación de este tipo de información personal no vulnera intrínsecamente la intimidad de las personas, la forma en que se han implantado en tiendas como Kmart y Bunnings las soluciones tecnológicas que funcionan para recopilar y procesar datos biométricos ha dejado a muchas personas desinformadas y confusas sobre cuáles son sus derechos en materia de protección de datos.
Tecnología de reconocimiento facial y prejuicios
Además, la tecnología de reconocimiento facial, en general, está asociada desde hace tiempo a la parcialidad, ya que su precisión y eficacia dependen en gran medida de la diversidad de los datos de entrenamiento utilizados para crear dichas aplicaciones. Por ejemplo, un programa de software de reconocimiento facial que sólo se haya entrenado con imágenes de varones podría identificar erróneamente la imagen de una mujer que entra en una tienda minorista como Kmart, causando estrés y ramificaciones legales a todas las partes implicadas. Además, la desigualdad de género es sólo una de las múltiples formas en las que los prejuicios pueden interferir en la eficacia de una aplicación de software de reconocimiento facial, ya que una cámara que utilice dicha tecnología en un establecimiento minorista como Kmart escaneará los rostros de personas de todo tipo de orígenes, etnias, nacionalidades y edades, entre otras cosas.
Vigilancia masiva
Al margen de las cuestiones de parcialidad y protección de datos personales, la aplicación de software de reconocimiento facial en un entorno empresarial como una tienda minorista también ha suscitado preocupación por la vigilancia masiva. Para ilustrar aún más este punto, la multinacional tecnológica y de redes sociales Meta dejó de utilizar su software de reconocimiento facial en noviembre de 2021, después de que se descubriera que había obtenido los datos biométricos de más de mil millones de personas en todo el mundo. Independientemente de la legislación sobre privacidad que pueda aprobarse en un país o jurisdicción concretos, regular a una empresa que tiene acceso a los escáneres faciales de cientos de millones de personas es prácticamente imposible.
Aunque tanto Kmart como Bunnings sostienen que la tecnología de reconocimiento facial utilizada en sus establecimientos tenía por objeto impedir que personas prohibidas o delincuentes entraran en sus tiendas sin permiso, ambas empresas han declarado que han dejado de utilizar dicha tecnología a partir de julio de 2022. Sin embargo, la interrupción de las cámaras de software de reconocimiento facial sigue sin abordar los datos biométricos que una tienda minorista como Kmart puede seguir conservando. Dicho todo esto, queda por ver si las acciones de Kmart y Bunnings constituyeron una violación del Derecho de los Consumidores a la Información (CDR), así como cuáles serían las implicaciones de dicha violación.