Gestión de pruebas en escenas de muertes sospechosas

Gestión de pruebas en escenas de muertes sospechosas

La investigación de una muerte es una profunda responsabilidad. Con un agudo sentido del deber, y en busca de la verdad, los investigadores de homicidios deben seguir las pruebas y los hechos de un caso a medida que se desarrollan con el fin de buscar justicia para los fallecidos y los que dejaron atrás. Todos los crímenes violentos son trágicos. Sin embargo, las víctimas a las que se les ha arrebatado la vida nunca volverán a ver amanecer, ni podrán revelar quién las despojó de su último aliento. El resultado de una posible investigación de homicidio depende en gran medida de cómo se aborde el lugar de los hechos, así como de las acciones combinadas que lleven a cabo los agentes de patrulla antes de llamar a los detectives. El lugar donde se encuentra el fallecido se considera el cuerpo del delito (cuerpo del delito) o escenario principal del delito. Sin embargo, lo más probable es que en el curso de la investigación se encuentren escenas secundarias del crimen. La paciencia, la flexibilidad y el sentido común son rasgos dignos de mención que deberían ser naturales para un profesional capacitado que investiga una muerte sospechosa. El descubrimiento de nueva información puede justificar una nueva revisión del caso y podría dar un giro al enfoque en una dirección diferente. La recopilación de datos por parte de los agentes de patrulla durante la investigación preliminar es fundamental y allana el camino para que los investigadores de homicidios sigan indagando a medida que se desarrolla el caso. No todas las muertes sospechosas se consideran homicidios, pero todos los casos de muerte sospechosa deben investigarse como tales. A continuación se exponen las preguntas que deben plantearse durante la evaluación preliminar de la escena de una muerte sospechosa:

El estado del cadáver y su entorno pueden proporcionar a los investigadores detalles importantes que servirán para sentar las bases de la investigación. El lugar de los hechos puede facilitar la identificación de la víctima, la hora de la muerte, el tiempo transcurrido entre la muerte y el hallazgo del cadáver, o si el crimen fue un asesinato fortuito o calculado.

La hora de la muerte puede calcularse a partir de la información recogida en el lugar de los hechos, aunque no esté directamente relacionada con el cadáver. Por ejemplo, ¿se recogió el correo? ¿Se encendieron las luces o algún electrodoméstico? La hora exacta de la muerte es extremadamente difícil de determinar, a menos que una persona presencie el acto o que una cámara de vigilancia lo grabe. Pero establecer la hora de la muerte es importante para que los investigadores puedan reducir la lista de posibles sospechosos. Por sí sola, la lividez no establecerá necesariamente la hora de la muerte. Sin embargo, puede ser útil para determinar otros hechos. Las zonas del cuerpo que no muestran lividez cuando se espera que esté presente pueden indicar que el cuerpo fue trasladado antes del hallazgo.

Varios factores contribuyen a estimar el intervalo post mortem, o intervalo entre el momento de la muerte y el hallazgo. Entre ellos se incluyen los siguientes

Las muertes autoeróticas pueden presentar retos únicos para los investigadores. Por ejemplo, en un esfuerzo por mantener la dignidad o disminuir su dolor, los familiares pueden mover o manipular el cuerpo de la víctima. (Las muertes autoeróticas suelen ser declaradas accidentales por el médico forense).

Las escenas de muerte sospechosas deben documentarse minuciosamente en fotografías. Las fotografías a escala que muestren el patrón de las lesiones pueden ser muy útiles para comparaciones posteriores con un arma o utensilio sospechoso. Un registro fotográfico del lugar del delito y las pruebas digitales facilitarán la revisión y las comparaciones posteriores en la investigación. Los programas informáticos de gestión de pruebas digitales, capaces de autentificar, almacenar y organizar archivos fotográficos preservando al mismo tiempo la cadena de custodia, son esenciales para proteger la integridad de la investigación. Un sistema capaz de mejorar las imágenes conservando intactos los originales se está convirtiendo en un estándar para investigadores y fiscales. Gracias a la paciencia, la flexibilidad, el sentido común y el uso de los programas más avanzados de gestión de pruebas, los investigadores tienen más posibilidades de encontrar respuestas a las preguntas pendientes y de hacer justicia a las víctimas y poner fin a la situación de los familiares supervivientes.

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