Clasificación de datos y protección de la intimidad

Clasificación de datos y protección de la intimidad

Debido a la gran cantidad de información personal que circula a diario por todo el mundo, las empresas y organizaciones deben encontrar formas de organizar esta información para cumplir un objetivo o tarea concretos. Además, como resultado del aumento de la legislación sobre protección de datos y privacidad personal en todo el mundo en la última década, incluidas leyes como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la UE, así como la Ley de Privacidad del Consumidor de California (CCPA), solo por nombrar algunas, muchas empresas ahora deben asegurarse de que sus actividades de recopilación y procesamiento de datos cumplan con la legislación aplicable dentro de la nación o jurisdicción en la que operan.

Por estas razones, muchas empresas y organizaciones han recurrido a las políticas de clasificación de datos para ayudarles a categorizar las numerosas formas de datos personales que recopilan. A través de estas políticas, las empresas pueden agrupar la información personal en categorías específicas de acuerdo con el nivel de sensibilidad de una parte concreta de dicha información. Por ejemplo, una empresa a gran escala como la plataforma de intercambio de vídeos y redes sociales Youtube recopilará una amplia gama de datos personales de sus respectivos usuarios, incluida información relativa a menores, información financiera y sobre titulares de tarjetas, y datos demográficos, entre otras cosas. Asimismo, si bien todas estas categorías de información constituyen datos personales, los datos relativos a menores deben gozar de un mayor nivel de protección que los datos de contacto.

¿Para qué puede utilizarse la clasificación de datos?

Dicho todo esto, una política de clasificación de datos puede utilizarse de diferentes maneras. Por ejemplo, volviendo al aumento de las leyes de protección de datos en los últimos años, una empresa que opere en un Estado miembro de la UE podría utilizar una política de clasificación de datos para garantizar que cumple con el GDPR, ya que las disposiciones de la ley exigen que las organizaciones protejan la información personal sensible de una manera más estricta que otras categorías de datos personales. Según el GDPR, los datos personales sensibles incluyen información sanitaria, información relativa a opiniones religiosas y opiniones políticas, además de otras.

Optimización de costes

Alternativamente, una organización también puede utilizar una política de clasificación de datos para optimizar sus costes haciendo un uso más eficaz de los datos personales que recopila. Debido a las limitaciones presupuestarias a las que inevitablemente se enfrentan todas las empresas a la hora de asignar recursos, se puede utilizar una política de clasificación de datos para identificar qué formas de datos personales proporcionarán a una organización la información más valiosa posible, reconociendo al mismo tiempo qué elementos de datos son menos valiosos para el balance final de la organización. De este modo, las empresas pueden evitar conservar información que no se ajuste a sus planes u objetivos a largo plazo.

Seguridad de los datos

Otro beneficio que una empresa puede obtener al implementar una política de clasificación de datos es un mayor nivel de seguridad de los datos. Con este fin, incluso cuando una empresa no tiene que cumplir con una ley de privacidad de datos estricta como el GDPR, ciertas organizaciones necesitarán intrínsecamente salvaguardar ciertas formas de datos debido a la industria en la que operan. Por ejemplo, una tienda minorista local tendrá que salvaguardar la información de pago de sus clientes de una manera más rigurosa que la que utilizaría al proteger la información sobre sus productos y servicios reales. Posteriormente, una organización puede utilizar esta información para determinar qué formas de datos personales deben cifrarse, redactarse u ofuscarse de otro modo, así como qué empleados deben ser designados para realizar estas tareas de protección de datos.

Confidencialidad

Siguiendo con el tema de la seguridad de los datos, algunas organizaciones no sólo deben proteger la información personal que recopilan, sino también dar a sus clientes la tranquilidad de que sus datos seguirán siendo confidenciales. Este es el dilema al que se enfrentan muchos organismos gubernamentales de todo el mundo, ya que información como los números de la seguridad social no pueden revelarse al público en general bajo ninguna circunstancia. A la inversa, los profesionales del Derecho tienen la obligación de salvaguardar determinadas formas de información personal relativa a sus clientes, con independencia de la legislación sobre protección de datos que también pueda ser aplicable.

Junto con el creciente nivel de comunicación digital y en línea que se ha desarrollado en los últimos 20 años, durante este periodo ha circulado más información personal en todo el mundo que nunca antes en la historia de la humanidad. Así las cosas, las empresas deben descubrir nuevas formas de organizar y proteger estas cantidades masivas de datos personales, ya que las ventajas de hacerlo son muy numerosas, mientras que las desventajas de hacerlo pueden acarrear consecuencias adversas para todas las partes implicadas. Por ello, aunque la optimización de costes, el cumplimiento de la legislación, la seguridad de los datos y la confidencialidad son sólo algunos de los factores que pueden influir en la eficacia de una política de clasificación de datos, también hay muchos otros.

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