Cámaras instaladas en el salpicadero y en el cuerpo | Conclusiones de un estudio de caso
Hemos examinado las cámaras corporales y de salpicadero desde una perspectiva histórica, además de mostrar ejemplos modernos de uso, así como determinadas decisiones políticas. Hemos querido mantener esta serie abierta y no hemos tratado de responder a todas y cada una de las preguntas concretas que puedan plantearse. Pero teniendo esto en cuenta, ¿qué hemos aprendido?
El trabajo policial es público
Si nada más ha quedado patente en esta serie, esperamos que la comprensión de que el trabajo policial es público por naturaleza, y sólo tiene raras excepciones a ese hecho. Número uno, el trabajo policial es en nombre del gobierno. En segundo lugar, el trabajo policial se refiere generalmente a la supresión de los derechos constitucionales de una persona. Teniendo esto en cuenta, tenemos que entender que la implementación de un programa de cámaras es muy útil, pero el uso de las cámaras debe ser cuidadosamente considerado antes de colocarlas en el campo. Son una herramienta, y sólo pueden ayudar a su agencia si se crea un plan que sea útil.
Las cámaras responden a muchas preguntas
Entre los estudios ciegos, los datos históricos y, por supuesto, los resultados de los juicios, está claro que las cámaras pueden responder a muchas preguntas sobre los detenidos y el comportamiento que presentan. También pueden responder a preguntas relativas al comportamiento de los agentes y del público.
El uso de cámaras tiene que diseñarse de forma que su uso sea rutinario, pero también que ofrezca a los agentes opciones, en lugar de aplicaciones obligatorias. Pero incluso con ese fin, se acabarán resolviendo muchos problemas y surgirán otros nuevos que no tienen una respuesta clara.
Las cámaras generan muchas preguntas
Gran parte de lo que la gente ve se basa en cómo ve los acontecimientos antes de que ocurran. Más bien, las personas son criaturas de rutina, y una vez que tienen un punto de vista particular, es prácticamente imposible disuadirlas, incluso si ven pruebas de vídeo que desbaratan la lógica de sus posiciones.
Ya se trate de un caso de uso de la fuerza, de una investigación o de una detención, si la gente ya tiene opiniones negativas, la idea de difundir material para consumo público no influirá en las opiniones ni a corto ni a largo plazo. Puede que sólo apacigüe las opiniones del público.
Esto sugiere que, con el tiempo, si su organismo experimenta un acontecimiento legítimamente cuestionable, esas opiniones apaciguadas se intensificarán aún más una vez que el acontecimiento cuestionable se haga público. En otras palabras, elija sabiamente los momentos en que va a hacer pública la información, si se le brinda la oportunidad.
Política y litigios
Las pruebas digitales captadas por los organismos, en particular por las cámaras, conducen a un ámbito completamente distinto de consideraciones políticas y de litigios. Desde las solicitudes de registros hasta los procedimientos ante los tribunales civiles, los organismos se encontrarán con que las grabaciones de las cámaras crearán nuevas áreas de responsabilidad para su personal, y también darán lugar a la reescritura de las políticas ya establecidas y, por supuesto, a la redacción de la nueva política.
Todo ello implica nuevas tareas departamentales de formación, procedimiento y liderazgo, y es muy posible que parte del personal no disponga del mismo tiempo para dedicarse a otras tareas primarias.
Los organismos tienen que tener en cuenta las limitaciones de mano de obra que pueden tener ya a la hora de añadir cámaras, junto con el tipo de infraestructura adicional que necesitan para apoyar este nuevo componente operativo.
Por el lado positivo, las cámaras casi siempre exculpan a los agentes de las infracciones cometidas y, en ese sentido, nos encontramos con que, en general, los agentes actúan de forma racional, lógica y dentro del ámbito de su trabajo, lo que supone una mayor reducción de la responsabilidad que la que pueda aportar cualquier elemento dentro de un organismo. De hecho, es posible que este único aspecto anule todas las demás consideraciones relativas a la política y los litigios.
Datos históricos
La historia nos muestra que las cámaras llevan mucho tiempo utilizándose en las fuerzas del orden, y su uso en los tribunales está bien establecido. A efectos probatorios, podría decirse que no hay mayor herramienta para reforzar la integridad de las investigaciones de los agentes y sus decisiones de detención.
Desde esta perspectiva, es fácil concluir que tanto las cámaras corporales como las de salpicadero funcionan bien a la hora de registrar los elementos de sospecha razonable y causa probable de un suceso concreto. Esto por sí solo debería conducir a un mayor número de enjuiciamientos con éxito y de acuerdos de culpabilidad.
En el negocio de la aplicación de la ley, eso es lo esencial.
Resumen
Así pues, tanto si está decidiendo implantar un programa de cámaras corporales o de salpicadero, como si desea actualizar su política o se pregunta si su programa establecido merece la pena, esperamos que este debate le haya sido útil para considerar una serie de elementos que deberían formar parte del debate. En nuestra opinión, las cámaras hacen más bien que mal, y deben implantarse de una manera cuidadosa y estudiada que permita a los agentes la más amplia libertad de uso. Al principio, esto puede parecer tedioso, pero a largo plazo, la recompensa en términos de procesos penales, litigios civiles y tramitación de denuncias debería ser más eficiente en todos los ámbitos, convirtiendo a su agencia en líder en la frontera digital y de los datos.
¡Que no te pase nada!