Australia evalúa nuevas normas sobre reconocimiento facial
December 13, 2024 | 5 minutes read
A medida que los avances en los campos de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático han hecho que la aplicación de software de reconocimiento facial sea más común en todo el mundo durante los últimos años, muchos gobiernos se han debatido sobre si estas tecnologías deben regularse o prohibirse por completo. Con este fin, los defensores de la privacidad y los grupos de la sociedad civil de Australia han pedido al gobierno federal de la nación que promulgue una nueva ley que regule el uso del software de reconocimiento facial en todo el país, citando las formas en que las empresas han abusado de estas tecnologías en los últimos años.
Para ilustrar aún más este punto, la empresa de grandes almacenes K-Mart, la cadena australiana de ferreterías para el hogar Bunnings Warehouse y la cadena de electrónica de consumo The Good Guys, tres de los minoristas más importantes de Australia, fueron objeto de críticas a principios de este año por el uso de tecnología de reconocimiento facial en sus distintos establecimientos en agosto de este año. Posteriormente, una investigación llevada a cabo por la Asociación Australiana de Consumidores, más conocida como CHOICE, descubrió que muchos de los ciudadanos del país ni siquiera eran conscientes del uso de software de reconocimiento facial en estas tiendas minoristas.
Falta de regulación
En consecuencia, las lagunas legislativas que existen actualmente en el ordenamiento jurídico australiano han creado un entorno en el que las empresas pueden aplicar la tecnología de reconocimiento facial sin apenas responsabilidad ni regulación. Por esta razón, el Human Technology Institute (HTI), descrito como “una voz líder en Australia y en el mundo sobre tecnología centrada en el ser humano”, ha propuesto un nuevo modelo de ley que “impondría nuevas obligaciones tanto a las empresas que desarrollan o distribuyen sistemas de reconocimiento facial como a cualquier entidad que los despliegue, incluidas la policía y los empleadores”. Dicho esto, muchos defensores de la privacidad en Australia también tienen problemas con el uso de software de reconocimiento facial por parte de la multitud de cuerpos y fuerzas de seguridad del país.
Reconocimiento facial y aplicación de la ley
Como ha ocurrido en muchos otros países desarrollados de todo el mundo en los últimos años, el tema del reconocimiento facial en relación con las fuerzas del orden ha suscitado una gran preocupación. Por ejemplo, varios estados de EE.UU. prohibieron el uso de la tecnología de reconocimiento facial el año pasado, para luego dar marcha atrás y levantar estas prohibiciones en varios momentos a lo largo de 2022. Además, muchos proyectos de ley orientados a regular el uso de la tecnología de reconocimiento facial contienen disposiciones que eximirían a las fuerzas y cuerpos de seguridad del ámbito y la aplicabilidad de la ley.
Es más, el sistema de gobierno que existe actualmente en Australia en general se interpone en el camino de una ley única que pudiera prohibir el uso de la tecnología de reconocimiento facial en todo el país. En este sentido, los organismos encargados de hacer cumplir la ley en Australia se rigen normalmente por leyes estatales, del mismo modo que muchos estados de EE.UU. tienen normativas diferentes en relación con una determinada cuestión política o práctica empresarial, entre otras cosas. Sin embargo, a pesar de ello, tanto los grupos de defensa de la privacidad de los consumidores como los políticos se muestran optimistas ante la posible promulgación de una ley federal destinada a regular el uso de la tecnología de reconocimiento facial en todos los sectores empresariales.
Enfoque basado en el riesgo
En cuanto a este último punto, el modelo de ley propuesto por el Instituto de Tecnología Humana de Australia se basa en la adopción de un enfoque basado en el riesgo para la regulación de la tecnología de reconocimiento facial, en contraposición a una prohibición total de este tipo de tecnologías. Así, la ley establecería tres niveles de riesgo en lo que respecta a la tecnología de reconocimiento facial, que incluyen el nivel básico, el alto y el elevado, respectivamente. Por ejemplo, el uso de una cámara de reconocimiento facial dentro de un espacio de trabajo elevaría el nivel de riesgo potencial, ya que los empleados que trabajan dentro de este espacio tendrían poco control sobre su propio entorno en el día a día. Además, la ley modelo también prohibiría el uso de la tecnología de reconocimiento facial en determinadas condiciones de alto riesgo, como la colocación de cámaras en zonas muy pobladas sin precedentes legales.
Por otra parte, la ley también exige un mayor nivel de transparencia en relación con el uso de la tecnología de reconocimiento facial a escala global. Más concretamente, “un desarrollador u organización que pretenda utilizar tecnología de reconocimiento facial tendría normalmente que realizar una “Evaluación de Impacto del Reconocimiento Facial” y hacerla accesible al público. A continuación, podría ser cuestionada y auditada por el regulador o las partes interesadas”. De este modo, el público en general podría comprender mejor el modo en que debe utilizarse la tecnología de reconocimiento facial sin vulnerar los derechos a la intimidad personal de otras personas.
Volviendo a la Asociación Australiana de Consumidores (CHOICE), muchos de los miembros de la asociación han pedido al Fiscal General Mark Dreyfus que se pronuncie tanto sobre la ley modelo propuesta como sobre la regulación del software de reconocimiento facial en general. Sin embargo, aunque Dreyfus se ha negado a responder a preguntas concretas, un portavoz del Fiscal General declaró que Dreyfus estaba estudiando “qué protecciones de la intimidad deberían aplicarse a la recogida y uso de información sensible mediante tecnología de reconocimiento facial”. Por tanto, sigue sin estar claro si finalmente se aprobará o no la ley modelo.