Análisis de huellas dactilares | Gestión de pruebas
November 20, 2024 | 3 minutes read
Hoy en día, gran parte del público conoce las pruebas de ADN gracias a programas como CSI. Muchos miembros del jurado que conocen las pruebas de ADN tienen expectativas poco realistas respecto a la presentación de dichas pruebas ante el tribunal. Pero hay muchos otros tipos de pruebas que, aunque no son tan “sexys”, pueden ser decisivas para situar a una persona en el lugar de un delito. Una de ellas son las huellas dactilares.
Las huellas dactilares pueden encontrarse en muchos tipos de superficies. Básicamente, las huellas se dividen en tres categorías principales determinadas por el tipo de superficie en la que se encuentran: porosa, no porosa y semiporosa. Todas ellas son el resultado de la producción por parte del cuerpo humano de diversas secreciones, como sudor y aceites, sobre la piel.
Las huellas que se depositan en una superficie cuando materiales como la suciedad, la sangre o la tinta se han adherido a la piel debido a los aceites naturales que se encuentran en ella, se llaman huellas patentes. No es sorprendente que puedan verse fácilmente. Pero si las huellas son simplemente el resultado de los aceites del propio cuerpo depositados sobre otra superficie, se denominan huellas latentes, que no son fáciles de observar. Para discernirlas, hay que procesarlas, lo que puede hacerse utilizando diversos materiales, como polvos espolvoreadores, láseres, fuentes de luz alternativas y reactivos químicos, como acetona, etanol y éter de petróleo. Como cabría esperar, cuanto más lisa sea una superficie, más probabilidades habrá de que las huellas latentes puedan detectarse y procesarse.
Las huellas se recogen de diversas formas, siendo la más sencilla la fotografía. Las huellas patentes suelen fotografiarse con un dispositivo de medición, o escala de medición forense, para mostrar su tamaño relativo. Las huellas que no son fácilmente observables pueden mostrarse con mayor claridad empleando polvos espolvoreadores, que se adhieren a los aceites depositados en una superficie por la piel. Una vez que las huellas se hacen visibles con los polvos, pueden fotografiarse y “levantarse” con cinta adhesiva. La cinta se sujeta a una tarjeta, que se conserva como prueba física. Pero, dado que los polvos para espolvorear también pueden contaminar las pruebas impresas, muy a menudo los investigadores recurren a fuentes de luz alternativas antes de utilizar polvos. Las fuentes de luz alternativas pueden ser LED o láser. Otra técnica utilizada a menudo antes de recurrir a los polvos es el uso de superglue (cianoacrilato) y vapores, que se adhieren a las huellas dejadas en un objeto. Éstas pueden verse con fuentes de luz específicas.
Por supuesto, deben seguirse los procedimientos y emplearse las mejores prácticas para obtener huellas que puedan utilizarse como prueba. Sin embargo, aunque los procedimientos se lleven a cabo escrupulosamente y se obtengan excelentes muestras probatorias, debe mantenerse la integridad de la cadena de custodia. Y aquí es donde entra en juego la importancia de los procedimientos y prácticas de conservación de pruebas. Dado que las huellas se fotografían, cada vez más se conservan como pruebas digitales. Por lo tanto, es primordial contar con un excelente sistema de gestión de pruebas digitales.